Fragmento de la novela El insurrecto, de Jules Vallès
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¿Qué hacer?
De nuevo me he lanzado a la política. Pero hoy ya no debo temer que, por mi culpa, destituyan a mi padre, ya no tengo en mi pie el grillete familiar, soy dueño de mí mismo. ¡Se trata tan sólo de averiguar si tengo talento y valor!
¡Pobre muchacho! Admítelo y bebe agua, el agua sucia que tantas veces has lamido en las jarras desportilladas de las habitaciones de alquiler —como los perros vagabundos humedecen su lengua en el arroyo—, y que volverá a ser tu bebida, pese al triunfo de ayer, si quieres seguir siendo libre.
¿Has salido del lodazal? ¡Vamos, hombre! Sólo has logrado sacar la cabeza, el resto sigue en el barro.
¡Compadécete! Agonizabas sin que nadie te viera sufrir, ¡ahora todo el mundo contemplará cómo revientas!
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