El arte de conversar, el arte de narrar
Entrevista con Guido Finzi, autor de Herr Doktor, historia de un encuentro.
Por Lydia Terán y Labrador
Guido Finzi, autor de Herr Doktor, historia de un encuentro |
Esta delicada novela, compleja por su
fondo, sencilla por su ejecución, es el exponente de nuestra necesidad de
explicarnos y relatar la terrible historia del siglo xx. Debemos narrarla,
integrarla en nuestro relato individual y colectivo… ¿Es necesario decir que
somos hijos de esta historia, que tanto nos afecta aún hoy?
Sin embargo, Herr Doktor, historia de un encuentro también es una novela de amor, la búsqueda de amor por Guido Finzi, y el amor sin condiciones que el anciano doctor siente por Frida, mujer clave en esta historia y cuyo recuerdo defiende más allá de la muerte.
Guido Finzi la ha abordado del modo más natural, utilizando el puente de una conversación entre un anciano doctor y un escritor que coinciden en una vieja cafetería de Madrid. El anciano convertirá al escritor en el confidente de su biografía, marcada por la guerra civil, la represión franquista y el exilio a Argentina. Se diría que el anciano se apoya en una nueva generación para mantener vivo el hilo de la memoria, que también es nuestra memoria.
¿Cómo surgió la idea de escribir esta
historia? ¿Está el anciano doctor inspirado en algún personaje real?
La idea surgió porque yo quería dar el
salto de los cuentos a la novela… como reto, como una evolución natural que se
da en muchos escritores. Y sí, el anciano está relacionado con dos hombres
granadinos fallecidos hace tiempo; uno, un médico de la burguesía, que se salvó
in extremis de ser fusilado al término de la guerra civil, y otro, un maestro que sufrió prisión por haber sido capitán durante la contienda bélica. Las
diferencias de éstos con respecto a mis personajes son notorias, pero también
existen unas cuantas concordancias, tanto en los ideales como en la vivencia
de ciertos pasajes existenciales.
¿Dónde se encuentra el Café Siena?
El Café Siena es una invención. En mis
viajes a otros países, me gusta visitar antiguos cafés, locales donde perdura
el gusto refinado de otras épocas y en los que imagino a célebres personajes
ocupando las mesas. La descripción que hago del Siena es una amalgama de
imágenes que guardo en la mente de varios de esos lugares y también de otros
que no visité, pero que conozco a través de fotografías, y que espero conocer
personalmente en un futuro.
"Sin título", fotografía de Guido Finzi |
Madrid, Buenos Aires, Granada. Este
triángulo, como en otros relatos tuyos anteriores, vuelve a ser el terreno de
juego de tu narrativa.
Buenos Aires y Madrid son las dos
ciudades en las que he vivido casi toda mi vida y a las que me siento muy unido.
Disfruto perdiéndome por sus calles, buscando rincones exóticos, cementerios
poco concurridos o edificios singulares. Afortunadamente, y a pesar de que las
conozco bastante bien, aún me llevo ocasionales y agradables sorpresas en el
curso de mis caminatas. En cuanto a Granada, es donde resido desde hace tres
años: una ciudad que no conocía y a la que llegué por amor a la que hoy es mi
pareja. Y todo esto me sucedió tras la publicación de mi libro Rumbo Sur: un
título que sin duda resultó premonitorio.
Frida es más que el tercer personaje de
esta historia. A medida que pasan las páginas, esta mujer enigmática y bella va
cobrando altura. Dime si me equivoco si afirmo que la figura de Frida y la
virtud femenina que representa es el pilar de tu novela.
Frida es un personaje que se fue
imponiendo de a poco. Al principio, tenía menos bastante menos relevancia, pero,
a cada relectura que hacía de lo ya escrito, sentía la necesidad de añadirle
algo nuevo. Me sentía cada vez más seducido por ella y creo que a los lectores
les ocurrirá lo mismo. Frida es la heroína de esta historia; una mujer de
enorme valía y con un pasado trágico al que debía derrotar a diario, con la férrea
convicción de vivir, de resistir y de imponerse a los criminales planes de
miserables y totalitarios.
Leyendo tus relatos, y leyendo ahora tu
novela, me pregunto quién es realmente Guido Finzi. Tengo la sensación de que
te retratas con ligereza, con un fondo constante de autocrítica y de humor.
Guido Finzi es un hombre que busca
entender la vida y a sí mismo. Uno no termina nunca de conocerse, pero sí sabe
cuáles son sus mañas y sus errores favoritos. Nos gusta decir que nos jodió la
vida cuando en realidad casi siempre nos jodemos nosotros mismos. Por eso, yo
me quedo con la autocrítica y el humor como forma de enfrentar los reveses.
Creo que es la única manera de adquirir lucidez, crecer como seres humanos e
inmunizarse contra fanatismos e ideologías perversas.
Hay detrás de Herr Doktor, historia de un
encuentro, una profusa documentación sobre la evolución del fascismo y las
organizaciones paramilitares.
Más allá de algunas conversaciones con
historiadores y con familiares que padecieron el fascismo, son temas que
siempre me han interesado y de los que poseo una vasta bibliografía.
Comprenderlos nos ayuda a saber cómo enfrentarlos.
La vida de Frida estuvo marcada por el
Holocausto. Creo recordar que en tu novela ni siquiera se menciona con este
nombre, pero es una piedra de toque de la memoria histórica, un punto de
inflexión de la historia contemporánea. ¿Cómo ve el horror del Holocausto un
escritor como tú, hoy, más de setenta años después?
Para mí, el Holocausto fue la mayor
tragedia humana de la historia. Y que haya tenido lugar en Europa, y con la
culta Alemania a la cabeza, lo convierte en un hecho de imposible explicación y
donde, a partir de cierto punto, no podemos seguir avanzando con la lógica.
Setenta años después, seguimos teniendo el deber moral de recordarlo y de
escuchar las voces de aquellos que lo padecieron y sobrevivieron para contarlo.
En estos tiempos, caracterizados por la profanación de todo y el avance de
populismos de todos los colores, quizás sea aún más necesario que unos años atrás.
Por supuesto, tampoco puedo abstraerme de que, en ese tiempo, los alemanes
hubieran intentado acabar conmigo.
Tengo que preguntarte por el lenguaje.
Has escrito una novela de un delicioso estilo oral, una novela casi diría que
mestiza, panhispánica, en la que se encuentran el español de Argentina y el de
la península Ibérica.
Me gusta el uso de ambas variedades. A
diario, hablo como si fuera madrileño de nacimiento, pero, para insultar, suelo
recurrir a palabras aprendidas en mi infancia porteña. Igualmente, cuando estoy
en compañía de otros argentinos, la tonada rioplatense emerge inmediatamente,
con total naturalidad, como si un avión acabara de dejarme en Barajas.
¿Qué autores te han inspirado e influido?
¿Quizás el Sándor Márai de El último encuentro?
Leí El último encuentro, de Márai,
apenas salió publicado en España, y me encantó. Sin embargo, mis mayores
influencias vienen de otro lado, concretamente del otro lado del charco, y de
autores argentinos como Marcelo Birmajer, Horacio Vázquez-Rial, Borges, Edgardo
Cozarinsky o Humberto Constantini.
¿En qué proyectos literarios está ahora
Guido Finzi? ¿Libro de relatos o novela?
Tengo en mente escribir otro libro de
cuentos, pero quién sabe. Lo mismo empiezo a escribir, se me aparece Frida y, entonces, no sé si podré resistirme a escribir una novela. El personaje lo
amerita sobradamente.
Madrid-Granada, 30 de noviembre de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar