La votación de la Beca ACVF de Literatura
por Antonio Fuentes
del equipo de ACVF Editorial
del equipo de ACVF Editorial
El Club de Lectores de ACVF Editorial está integrado por lectores y simpatizantes, además de por los propios autores, colaboradores y profesionales de la editorial. Antes que traductores, ilustradores, escritores o editores, fuimos lectores y seguimos siéndolo. Por cada hora dedicada a la creación, hemos disfrutado de diez, o cien, de lectura. La lectura nos estimula y alimenta, y es mucho más lo que hemos aprendido de los libros que lo poco, muy poco, nada, que podamos enseñar con algún libro nuestro.
Por más que la Beca ACVF de Literatura sea una fórmula novedosa en la sociedad actual, tiene antecedentes históricos: nos hemos inspirado en los clubes que proliferaron en el París y el Londres de la Ilustración, cuando los lectores se suscribían al proyecto de un autor y alentaban así su creatividad. Aún más lejos, hemos tenido en mente los festivales del teatro clásico griego. Volemos un momento a la Atenas que inventó la democracia, cuando los dramaturgos representaban sus obras ante el exigente público de los festivales, un público que imprecaba, discutía, pataleaba y aplaudía, y que finalmente votaba sus preferencias.
Cómo organizar la votación de las obras y cartas de presentación de los finalistas de la Beca ACVF ha sido uno de nuestros mayores quebraderos de cabeza. Porque ¿cómo conseguir que los lectores nos impliquemos y votemos en conciencia?
Había que incentivar, por un lado, que los lectores leamos todos los microrrelatos y cartas de presentación de los finalistas; por otro, que la votación exprese un buen número de matices. Además, había que neutralizar en la medida de lo posible el voto estratégico, es decir, el voto por cálculo de intereses. Era necesario, pues, un tipo de votación múltiple, con varias respuestas posibles y ordenadas.
En la papeleta de votación que ya está disponible en el área reservada del Club de Lectores, cada lector deberá escoger y ordenar por preferencia a diez autores, que recibirán desde 10 puntos, el primero, hasta 1 punto, el último.
La papeleta es una variante del método llamado de votación posicional. Se ha documentado el uso de la votación posicional por el Senado romano. En la edad contemporánea, fue reinventado por el matemático francés Jean-Charles de Borda, que lo aplicó en las elecciones de la Academia de Ciencias de Francia, hasta que Napoleón decidió suspenderlo para señalar al presidente de la academia con su dedo sabio. Los matemáticos han demostrado que es el método de votación más rico y matizado y el que mejor recoge las preferencias ponderadas de los votantes. Experiencias recientes en países como Islandia, en el terreno de las decisiones políticas, han resultado satisfactorias.
Seguramente tenía algo de razón Napoleón: es un método complicado. Pero no tan complicado ni peligroso que no podamos utilizarlo los lectores para elegir a quién entregamos nuestra beca de Literatura.
Existe información en la wikipedia sobre la votación posicional (en inglés)